Siempre creí que tenía una buena relación con la comida, sin embargo mantenía conductas restrictivas hacia ciertos grupos de alimentos, lo que me llevaba a “aprovechar” los fines de semana o las celebraciones para “pecar” y comer de todo. ¡Ahora es otra historia!, gracias a Nati he aprendido a conocer y ponerle atención a mis necesidades reales, mis sensaciones. Me siento feliz, enérgica sin necesidad de limitarme o incluso culparme.